martes, 2 de agosto de 2011

A Cristo muerto en la Cruz



Tus ojos están ya semicerrados,
tu vida se te escapa en un momento,
tu cuerpo dolorido ya está yerto,
tus manos y tus pies ya están clavados.

Hachones y faroles plateados,
convierten a tu paso en monumento.
Cuando mi Cristo pasa, ya está muerto,
ha cargado con todos los pecados.

Tu sangre se agolpa en el sudario
y mana de tus llagas y costado.
Vas dormido, mi Cristo del Calvario.

Todo, por fin, está ya consumado,
mientras que yo, como infame sicario
solo caigo en pecado tras pecado.

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